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August 21, 2010

Conciencia sin limites - 3/14

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Una luz blanca intensamente brillante ensegueció a Mario. Con el correr de los segundos la luz se volvió menos blanca tornándose más soportable a las retinas de sus ojos. Sintió que la luz, ahora amarillenta, impactaba directamente a su rostro, entonces decidió hacer un paso hacia el costado y la luz del retroproyector llegó de lleno a la pantalla mostrando intrincadas ecuaciones matemáticas. Mario observó primero al auditorio, luego su mano y reconoció en ella el puntero laser que antaño su padre le obsequiera momentos antes de defender su tesis de ingeniería aeronaútica. Dirigió la mirada a la pantalla, volvió a observar al auditorio e identificó en un costado de la sala a su amada esposa Nancy sentada al lado del pequeño Marcos. Entonces sonrió casi imperceptiblemente, miró a uno de los evaluadores del tribunal y dijo:

–Doctor Boris, su pregunta es más que interesante, pero escapa a los fines de esta disertación. Responder a ella me conduciría a exponerle una serie de razonamientos y conceptos que sólo entendería cabalmente si tuvieramos el tiempo adecuado. Doctor, lo invito a que luego de esta exposición podamos discutir sus inquietudes.

–No será necesario señor De Alesandro –dijo Boris sonriendo–. Sé cual es su respuesta –continuó con un dejo de soberbia–, ya lo hemos discutido antes. A través de esa pregunta quería destacar lo más importante de su trabajo, pero veo que ni el auditorio, ni los demás miembros del tribunal han entendido el significado de mi pregunta. Así que… ¡Felicitaciones doctor De Alesandro! –dijo Boris a la vez que se levantaba de su asiento y le tendía la mano a Mario.

Mario terminaba de estrechar la mano de su ahora colega, mientras otras personalidades acádemicas lo rodeaban y se acercaban a saludarlo y felicitarlo. Como podía se iba haciendo paso entre la multitud para llegar a Nancy, hasta que ésta finalmente apareció con Marcos cómodamente ubicado en uno de sus brazos.

–Te felicito mi amor –decía Nancy mientras rodeaba el cuello de Mario con el brazo libre y acercaba su rostro hacia el de Mario.

Beodo de alegría y emoción, Mario entrecerró sus ojos, besó la boca de Nancy y sintió la calidez de sus labios. Cuando abrió sus ojos todos habían desaparecido y la sala estaba vacía. Parpadeó una vez más y de nuevo todo se hizo oscuridad y nada.


Conciencia sin limites, de Claude Martín Brito
Es una historia corta realizada en 1999/2000.

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